Si el Indec le falló a muchos llegó una nueva medida para calcular el clima político argentino. Se trata de el gorilómetro que estima cuanta animosidad se guarda en los sujetos de la clase media argentina. Las medidas del gorilómetro marcaron un pico abrupto el día del no a la 125 y estalló el termómetro cuando la mesa de enlace se juntó con Mirtha Legrand. Los economístas y politólogos están tomando esta herramienta como una variable más, tanto o más importante como lo fueran el Indice de precios al consumidor, el precio del dolar, el riesgo país o la temperatura.
Para el analista Miguel Angel Escroto, las tendencias van a ir en aumento: "no nos podemos quejar porque lo que nos marca el índice de gorilaje asegura un alto nivel de conflícto para los próximos meses" confía. Muchos de los polítologos viven de analizar esta coyuntura y tergiversan todo análisis a fin de crear tendencias de opinión: "el gorilómetro implotó a mediados de Julio cuando el vicepresidente le dio la derecha a la rural". También hubo momentos álgidos donde el pico de gorilaje subió como por escándalo, durante los desabastecimientos, los cortes de ruta, cuando se tiró la leche, la feria de Coniagro y la apertura de La rural "Nosotros llevamos el aparato que mide la calentura de derecha y en todo momento la flecha marcaba rojo fuego" asegura Escroto.
Para quienes afirman que el aparato que mide el gorilaje puede llegar a ser chantada esgrimen un argumento superador: "si el gorilometro es una mentira basta compararlo con los índices del indec" subraya. Pocos saben que este aparato esta dispuesto a marcar tendencias fascistas en poblaciones rurales y urbanas por igual.
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