
Noticias Piratas me invitó a formar parte de su blog y para empezar esta columna me gustaría contar la historia de Martha, que nos mandó una cartita, y Horacio su marido. Es una historia de amor que fue arruinada por las malas lenguas, esas que comentan sobre las intimidades del lecho conyugal, donde se cocinan los verdaderos pilares de una buena historia de amor.Doña Rosa, la encantadora de serpientes del barrio vivía en el piso de arriba de su edificio, sin querer un especie de entrepiso compuesta de yeso y tergopol hizo que escuchara la mayoría de las vivencias de la pareja de Martha y Horacio, desde los crujidos de la cama cuando se casaron hasta las últimas discusiones que detonaron la separación. El problema es que "los problemas" matrimoniales se desparramaron por el barrio como reguero de pólvora y ya nadie quería tratar con ellos, eran las bestias negras de aquel infierno barrial. Horacio iba a la panadería y el gallego lo cagaba con el cuarto de galletitas de grasa, en el supermercado se saludaban entre todos y a Martha le daban la espalda, podrán imaginar las infamias que aquella vieja de mierda habría contado del seno matrimonial.Horacio decidió tomar una decisión drástica, salió a la puerta con una 45 en la cintura, no estaba dispuesto a nada más que hablar con Rosa. Toco su puerta con pequeños golpecitos de 45, pero fue cuestión de verla y los chorros de sangre se empezaron a desparramar por todo el dpto., cuatro tiros en el pecho, tres tiros en la frente, uno en el omóplato, Horacio el ahora conocido como "el loco de la 45" le vació el cargador frente a su gatito y la tele prendida. La separación de Martha fue evidente, Horacio quedó recluido por 20 años en la cárcel de Villa Devoto donde suele jugar de arquero en los picados intercarcelarios. Hoy Martha teje por las tardes y sale por las noches buscando ocupar el espacio vacío que dejó el amor, y espera. Nos cuenta en su carta que sigue esperando aquel viejo Horacio, al "loco de la 45", porque nadie lo hacía como él.
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